Educar en tiempos de escándalos

Mostrarles la realidad nacional a nuestros/as estudiantes y reflexionar desde una perspectiva crítica, es una obligación de la escuela, pero sobre todo una responsabilidad ética para avanzar en el Chile que queremos.

Por Mirentxu Anaya, Directora Ejecutiva de Educación 2020.

Los casos Penta, Dávalos y SQM se subieron al Festival de Viña. Uno de los humoristas invitados, los expuso en su rutina haciendo despertar al monstruo. Se escucharon fuertes pifias frente al relato de los vergonzosos hechos políticos de los últimos meses. La gente está revuelta con el festín de millones que manejan las elites y con el tráfico de influencias que los casos dejan al descubierto. La gente se siente defraudada por algunos de sus líderes políticos y por ser tratados como personas poco inteligentes que debieran creerse las explicaciones que se les dan y quedarse tranquilos con esto. El escándalo se comenta en las redes sociales, en las noticias, en la radio y hasta en el Festival.

¿Y en los colegios? ¿Se comentará algo de este escándalo en los colegios a la entrada a clases o los profesores se dedicarán rápido a “pasar materia” para el Simce y la PSU?

Nuestros niños y niñas y, sobre todo, nuestros jóvenes se han topado probablemente con el malestar ciudadano, han escuchado más de algún comentario de sus padres en las sobremesas de verano, otros habrán visto los abucheos de la gente cada vez que el humorista de Viña hablaba de los políticos.

La pertinencia de abordar estos temas se entiende desde nuestro curriculum nacional. Allí se ha establecido que la formación ética, la comprensión del estudiante de su entorno y el desarrollo del pensamiento crítico son objetivos fundamentales. Repito: FUNDAMENTALES. Si de verdad le hacemos honor a este adjetivo, mostrarles la realidad nacional a nuestros/as estudiantes y reflexionar desde una perspectiva crítica, es una obligación de la escuela, pero sobre todo una responsabilidad ética para avanzar en el Chile que queremos.

Las y los estudiantes de hoy serán los políticos de mañana y los servidores públicos que deberán cumplir su trabajo pensando en el bienestar del país por sobre el beneficio propio. Son quienes deberán luchar por la equidad siendo coherentes en su actuar con ese discurso. Los valores éticos se aprenden desde los primeros años y se refuerzan y ejercitan especialmente en la enseñanza media. Enseñarlos, mejora la calidad educativa que tanto se ha exigido en el debate de la reforma educativa. Familia y escuela son responsables de esta formación que no puede estar aislada de los acontecimientos públicos con los que los estudiantes se topan en los medios día a día.

¿Habrá promovido el ministerio el abordaje de estos temas para el inicio del año escolar? Esperemos que sí, y que esto contribuya a que la política chilena no sea motivo de escándalo y pifias sino de admiración.

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