En julio de 2012, un crimen acontecido en Lolol estremeció al país, por su naturaleza macabra: hablamos del asesinato y decapitación de la profesora santiaguina María José Reyes Moore y el agricultor local Juan René Duarte. El responsable de los hechos fue el anticuario Óscar Segundo López Rodríguez, quien murió también tras ser baleado por un carabinero.
López era un personaje algo extraño para los habitantes del pueblo. Para esa noción de “rareza”, colaboró el hecho de que éste se paseara por la localidad y alrededores en su bicicleta con su perro Valentín en el asiento trasero. Así fue como lo conocieron, en marzo de aquel año, Yaiman y Don Sepu, apodos de Enrique Valenzuela –director propietario de “El Mundo Rural”– y Edmundo Sepúlveda –editor del mismo–, respectivamente, fallecidos recientemente en un accidente automovilístico que enlutó a la prensa regional. Los desaparecidos comunicadores publicaron en abril de 2012 la siguiente nota sobre López, acompañada por varias imagenes:
LOLOL
Anticuario ciclista tiene como copiloto a su perro “Valentín”
Para los campesinos que viven en el lejano pueblo de Lolol, no es ninguna novedad ver pasar todos los días al vecino Oscar López pedaleando sin cesar su trasnochada bicicleta, y, lo que es novedad, su fiel mascota “Valentín” muy sentado atrás en la parrilla y equilibrándose con sus dos patas afirmadas en los fierros, sin que para nada le pase un chascarro porque está experto como perro de circo en su habilidad.
Oscar López es un modesto hijo de vecino, que se ha quemado las pestañas trabajando la pala y el arado en el campo, pero como su vocación eran los fierros está dedicado a recorrer casas para rescatar antigüedades que se encarga de reparar y vender a familias acomodadas. “Mi perro es un autodidacto en el equilibrio. Eso lo aprendió con motivo del último terremoto, ya que cuando me vio salir tan desesperado desde mi casa en la bicicleta, se encaramó en la parrilla para acompañarme y esa costumbre la mantiene hasta el día de hoy.
Detalles de la realización
Los comunicadores se trasladaban hacia Paredones cuando, en la salida poniente de Lolol, les llamó la atención ver que “un ciclista llevaba en la parrilla posterior de su medio de transporte a un perro que artísticamente se equilibraba como algo rutinario, escena que naturalmente no es común presenciarla a cada rato”. Se detuvieron para conversar con el conductor, quien se identificó como Óscar López, anticuario, quien les comentó “recorre Lolol y localidades vecinas en busca de antigüedades (…) lo que posteriormente restauraba en su pequeño taller para luego vender esos artículos a dueñas de casa acomodadas”.
Sin embargo, según reseñó Yaiman, “la noticia para nosotros era saber de su fiel mascota, de nombre Valentín, y el porqué de su malabarismo sobre ruedas”. Al respecto, López les contó que tras el terremoto de 2010, el perro “se levantó de un salto para arrancar del remezón porque su casa de adobe podía derrumbarse”. Continúa: “Tan pronto como pudo se subió en su bicicleta y para sorpresa Valentín se encaramó en la parrilla del frágil vehículo como algo natural, lo que le quedó gustando y tomó como costumbre diaria ya que nunca más dejó de lado todas las veces que Oscar López salía de viaje”. Valenzuela destaca en su reseña que, “curiosamente, como nadie es profeta en su tierra, lo que para nosotros resultó llamativo y exclusivo, para los parroquianos era motivo de risotadas y por eso lo catalogaban de loco, según nos informaron algunos vecinos”.
Consultado por medios santiaguinos si en algún momento López fue agresivo con él o con su acompañante, Edmundo Sepúlveda, señaló que “jamás le vimos un síntoma de agresividad o mala cara, a pesar que no nos conocía; por el contrario, mostró excelente disposición para atendernos y posar para nuestra cámara fotográfica. Naturalmente que no se nos pasó por la mente que Oscar López pudiera tener doble personalidad”.
Luego del macabro crimen cometido por López un par de meses después, las fotografías de Yaiman fueron ampliamente reproducidas tanto en televisión, como en medios impresos y digitales, entre ellos, Canal 13, Las Últimas Noticias, La Tercera, El Mercurio, El Rancagüino, entre muchos otros.
Todas las fotografías fueron tomadas por Enrique Valenzuela, de “El Mundo Rural”.
