Arreglo de calles

Felicitamos al Señor Alcalde por los deseos de arreglar nuestra calle principal; pero reprobamos el modo de hacerlo. Si no hubiera dejado en aislamiento los edificios y moradores de la acera del poniente, habría merecido bien del pueblo. Pero ya se palparon los resultados. De susto, por no pegarse en el pantano que se formó con la lluvia de hace días, se volvió un vecino de «El Peral» que iba en dirección al telégrafo.

Mas todavía tiene remedio: quitarle tierra y ponerle arena. De lo contrario ¡pobres de nosotros! Comeremos polvo. ¿No le parece, Don Lindorfo, que es justa nuestra observacion?—Acceda entonces á nuestros deseos, que son los del pueblo.

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